Empecemos por definir qué es la educación inclusiva. La educación inclusiva consiste en que los niños con discapacidad vayan a la escuela con compañeros que no tienen discapacidad, independientemente de su sexo, etnia o clase social. La clave está en las personas con discapacidades de distinto tipo, como las sensoriales, físicas o intelectuales.
El primer principio es que la inclusión consiste en crear escuelas y clases donde todos los niños sean bienvenidos.
El segundo principio es que se crea una cultura de “poder hacer” en lugar de una cultura de “no poder hacer”, en la que se identifican las barreras y se encuentran soluciones.
El tercer principio es que lo que se enseña se enseña de forma flexible para que todos los niños aprendan algo de lo que se enseña. No significa que todos aprendan lo mismo al mismo tiempo y eso es, por supuesto, un gran problema en las aulas y escuelas actuales, que están sobreexaminadas.
No hay pruebas de que ésta sea la mejor manera de educar. Hay muchas evidencias que demuestran que empezar desde donde está el niño y hacer que su pensamiento avance de muchas maneras diferentes es la mejor manera de que aprenda, y no a base de taladrar a los niños y hacer que aprendan las lecciones de memoria.
Así que, también para la inclusión, necesitamos un plan de estudios que sea flexible y diferenciado. También necesitamos que todos los adultos de la escuela trabajen juntos, de modo que se trate de un esfuerzo de colaboración más que de competencia entre el personal y los alumnos, y ésta es una de las grandes habilidades que necesitamos para resolver todos los problemas que se nos presentan en el entorno.
El cuarto principio es ver que todo el mundo tiene algo que ofrecer y se trata de encontrar el cómo hacerlo y, sobre todo, se trata de educar a los adultos, en particular a los profesores y a los directores y jefes de estudios, para que sean capaces de identificar y encontrar la manera de conseguirlo realmente. Y esto requiere más formación y más tiempo. Cuantos más adultos trabajen en equipo, más se consigue un equipo en torno al niño para apoyar su aprendizaje. Es muy importante reconocer que la mayor ayuda para el aprendizaje en cualquier aula son los otros estudiantes y alumnos y desarrollar el apoyo de los compañeros, la tutoría de los compañeros y el aprendizaje colaborativo.
Estos principios funcionan en muchos entornos diferentes, tanto en el mundo desarrollado como en el menos desarrollado, y son la clave para fomentar la educación inclusiva. Por supuesto, hay muchas barreras, desde los gobiernos que están obsesionados con las tablas de clasificación internacionales hasta los edificios que no son accesibles.
Así que aunque la idea de la inclusión para todos es bastante sencilla, conseguirlo es bastante difícil.