Fomentando la autonomía desde la niñez
Antes de profundizar en el tema, es importante aclarar algunos conceptos clave.
¿Por qué es tan importante la crianza positiva desde el nacimiento?
La crianza positiva es una práctica que respeta los derechos de nuestros hijos e hijas desde el momento de su nacimiento. Este enfoque se centra en criar para la libertad, la autonomía y la independencia. Cada acción que realizamos hoy deja una huella duradera en sus vidas, fomentando la independencia y la seguridad en sí mismos desde la niñez, lo que a su vez contribuye a una vida adulta libre y autónoma.
¿Qué es la crianza positiva?
La crianza positiva se refiere a un conjunto de prácticas que incluyen el cuidado, la protección, la formación y la guía para el desarrollo saludable y armonioso de niñas, niños y adolescentes. Estas prácticas no solo atienden a sus necesidades de desarrollo, sino que también respetan sus derechos para facilitar un desarrollo físico, mental y social sano.
Protección de los derechos de los niños y niñas
La crianza positiva protege los derechos de los niños y niñas, tal como se expresa en la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Esta convención es esencial porque promueve una perspectiva centrada en el derecho a una vida independiente, alejándose del modelo médico rehabilitador que se enfoca en los “déficits” y sus “compensaciones”.
Garantizando derechos desde la niñez
Garantizar el derecho a la independencia desde la niñez es crucial para:
- Criar con un enfoque de vida independiente.
- Fomentar la autonomía desde bebés.
- Romper barreras y facilitar apoyos que lo hagan posible.
- Promover una futura vida adulta libre e independiente.
Enfoque de vida independiente
Basado en la convención de 2006 y en el paradigma del derecho a la autodeterminación, el enfoque de vida independiente busca que todas las personas puedan desenvolverse de la manera más autónoma posible. Los factores clave para lograr esta autonomía incluyen:
- Autoconfianza, autoestima y seguridad en uno mismo.
- Capacidad de tomar decisiones propias.
- Control sobre la propia vida.
- Un entorno que permita el error y la frustración como parte del aprendizaje.
- Un entorno que ofrezca oportunidades de aprendizaje.
- Un entorno que brinde los apoyos necesarios.
Rompiendo barreras y facilitando apoyos
Para fomentar la autonomía de niños, niñas y adolescentes, es esencial identificar y eliminar barreras, así como proporcionar los apoyos necesarios:
- Barreras: Conductas, acciones u omisiones que obstaculicen la autonomía de las personas con discapacidad.
- Apoyos: Recursos físicos, psicológicos, emocionales y materiales que favorezcan el desarrollo de su autonomía.
Superando miedos y la sobreprotección
Existen muchos prejuicios y desinformación sobre la discapacidad que actúan como barreras. En nuestras propias familias, dos barreras comunes son el miedo y la sobreprotección, que pueden conducir a una espiral de dependencia, contraria a la autonomía que buscamos fomentar.
Consejos para fomentar la autonomía
- Reflexionar sobre nuestras reacciones que puedan ser obstáculos.
- Estar disponibles, pero dar espacio para la privacidad e independencia.
- Evitar controlar las situaciones para prevenir errores, permitiendo que los niños aprendan de sus equivocaciones.
- Proporcionar apoyos individuales y adaptados a cada niño y momento.
- Favorecer la libre exploración, el movimiento y el juego.
- Reconocer que la libertad de movimiento y autonomía tienen un efecto positivo retroalimentador.
- Transmitir confianza en sus habilidades y hacerles sentir seguros.
- Brindar herramientas e información adecuadas a su edad y etapa de desarrollo.
- Promover espacios de socialización fuera del ámbito familiar.
- Criar con respeto y amor, tanto para los niños como para nosotros mismos.
Criar no es una tarea fácil, pero todos estamos aquí haciéndolo lo mejor que podemos.