Aunque los derechos de las personas con discapacidades intelectuales y síndrome de Down se están equiparando poco a poco con los del resto de la humanidad, a menudo creamos barreras inconscientemente a través de nuestras actitudes y expresiones. Es cierto que a veces nos cuesta saber cómo hablar de ciertos temas. Por eso, vamos a explorar las formas más respetuosas de referirnos a las personas con discapacidad.
Entendiendo la Naturaleza del Síndrome de Down
Primero y ante todo, debemos entender que cuando hablamos del síndrome de Down, no estamos tratando con una enfermedad. Es una alteración genética. El síndrome de Down ocurre cuando una persona tiene un cromosoma extra en el par 21. Por lo tanto, dado que no es una enfermedad, no se puede curar, y la persona que lo tiene no está sufriendo ni padeciendo nada; simplemente tiene síndrome de Down.
El lenguaje que usamos da forma a nuestra percepción y, en consecuencia, a nuestro trato hacia las personas con síndrome de Down. Cuando describimos el síndrome de Down incorrectamente como una enfermedad, implica que es algo que debe ser curado o solucionado. Esta perspectiva no solo es incorrecta, sino también dañina, ya que perpetúa la visión de que las personas con síndrome de Down son de alguna manera incompletas o menos que otras. Reconocer el síndrome de Down como una condición genética ayuda a normalizarlo y a reducir el estigma asociado.
Evitando la Terminología Negativa
Las palabras que elegimos importan inmensamente. Términos como “mongólico” son anticuados y ofensivos. Llevan una historia de discriminación y nunca deben usarse. En su lugar, usemos términos respetuosos y precisos como “persona con síndrome de Down” o “persona con trisomía 21.” Estos términos enfatizan a la persona primero, en lugar de definirla por su condición.
De manera similar, cuando nos referimos a personas con discapacidades intelectuales, es crucial evitar términos que sean despectivos o deshumanizantes. Palabras como “deficiente,” “subnormal,” “retrasado,” “disminuido,” o “anormal” deben ser completamente evitadas. Estos términos han sido usados históricamente para degradar y marginar a las personas con discapacidades, contribuyendo a una cultura de exclusión y discriminación.
Las alternativas respetuosas incluyen “persona con discapacidad intelectual” o “persona en situación de discapacidad.” Estas frases enfatizan la humanidad del individuo ante todo. Reconocen que la discapacidad es solo un aspecto de quiénes son y no define toda su identidad.
Promoviendo un Lenguaje Inclusivo
El lenguaje inclusivo va más allá de evitar términos ofensivos. Implica elegir activamente palabras que promuevan la igualdad y el respeto. Por ejemplo, cuando hablamos de personas sin síndrome de Down u otras discapacidades, es inapropiado referirse a ellas como “normales.” Esto implica que aquellos con discapacidades son “anormales,” lo cual no es el caso. En su lugar, debemos usar términos como “neurotípico” o simplemente “personas sin discapacidades.” Este lenguaje respeta la diversidad de la experiencia humana sin crear una dicotomía de normal versus anormal.
De manera similar, frases como “sufrir de” o “afligido por” deben evitarse. Estos términos implican una mentalidad de víctima y sugieren que la vida con una discapacidad es inherentemente negativa. En su lugar, usemos un lenguaje neutral como “tiene síndrome de Down” o “vive con una discapacidad intelectual.” Este enfoque enfatiza que tener una discapacidad es solo un aspecto de la vida de una persona y no define toda su existencia.
Comprendiendo el Impacto del Lenguaje
La manera en que hablamos sobre discapacidades tiene un profundo impacto en cómo se percibe y se trata a las personas con discapacidades. El lenguaje puede reforzar estereotipos negativos o promover la comprensión y la inclusión. Al elegir nuestras palabras cuidadosamente, podemos ayudar a crear una sociedad que valore a todas las personas, independientemente de sus capacidades.
Por ejemplo, describir a alguien como “deficiente” o “minusválido” conlleva una connotación muy negativa. Estas palabras sugieren que la persona carece de alguna manera fundamental, lo cual no es cierto. Las personas con discapacidades tienen diferentes habilidades, y enmarcar esto de manera positiva o neutral ayuda a promover su dignidad y valor.
En su lugar, debemos usar términos que se enfoquen en la persona y sus experiencias. Decir “tiene una discapacidad” o “vive con una discapacidad” es una forma más respetuosa y precisa de hablar. Este lenguaje reconoce la discapacidad sin definir a la persona por ella.
Creando un Diálogo Respetuoso
Crear un diálogo respetuoso sobre las discapacidades implica más que solo las palabras que usamos. También implica escuchar las experiencias de las personas con discapacidades y aprender de ellas. Las personas con discapacidades son los mejores defensores de sus propias necesidades y experiencias, y sus voces deben ser centrales en cualquier discusión sobre discapacidad.
Al hablar con o sobre alguien con una discapacidad, es importante ser respetuoso y considerado. Esto significa no hacer suposiciones sobre sus habilidades o necesidades, y no hablar por ellos sin su consentimiento. También significa reconocer su autonomía y tratarlos como individuos con sus propias perspectivas y experiencias únicas.
Además de usar un lenguaje respetuoso, también debemos esforzarnos por educar a otros sobre la importancia del lenguaje inclusivo. Esto puede implicar corregir a alguien amablemente cuando usa términos ofensivos, o proporcionar información sobre por qué ciertas palabras son dañinas. Al
promover una cultura de respeto e inclusión, podemos ayudar a reducir el estigma asociado con las discapacidades y crear una sociedad más equitativa.
Hablar sin excluir ni discriminar implica más que evitar términos ofensivos. Requiere un esfuerzo consciente para usar un lenguaje que respete y valore a todas las personas, independientemente de sus capacidades. Al entender la naturaleza del síndrome de Down y otras discapacidades, evitar la terminología negativa, promover un lenguaje inclusivo y crear un diálogo respetuoso, podemos ayudar a construir una sociedad más inclusiva y equitativa.
Esperamos que esta breve guía te ayude a ser consciente de cómo, a menudo sin darnos cuenta, colocamos barreras y excluimos a los demás cuando usamos un lenguaje negativo. La discapacidad de una persona está determinada por la interacción entre la persona y el entorno en el que vive. Hablemos de manera neutral y respetuosa con todos y todas. ¡Juntos podemos fomentar una cultura de inclusión y respeto para todos!