Tengo el hijo que nunca imaginé

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Samuel llena la casa de risas, habla inglés y español, deja un momentito de comer para darle un beso a su papá y abrazar a su mamá; Samuel, posiblemente, no ha notado que le falte algo porque tiene lo más importante: Amor. Suena a cliché pero es así. El Síndrome de Down que tiene sorprendió a sus papás y su madre nos confiesa que fue un shock porque los ultrasonidos mantuvieron callado este secreto durante los meses de embarazo. Luego de un agotador parto, el doctor se acercó a Sara para decirle todo lo que una madre no quisiera jamás escuchar sobre su hijo recién nacido: el médico aseguró que ese síndrome le significaría a su hijo una calidad de vida angustiante y le predijo mil y una cosas tristes (en cuenta que le costaría caminar…y por Dios las carreras que pega este niño!). Nada de lo que dijo el médico sucedió o ha sucedido. Con Sara nos llenamos de fortaleza y de la esperanza de que aún en esas sorpresas inesperadas, que siembran incertidumbre en el alma, pueden venir las mayores bendiciones de la vida.